Cuando se propone debatir y discutir sobre la tópica suele abrirse la caja de truenos y empieza la lluvia de críticas y reproches. Los tópicos son malos, caca, sobre todo si nos centramos en las producciones culturales y en el periodismo. Los tópicos no son el problema, lo es el uso que hacemos de ellos. La tecnología no es ofensiva, pero sirve también para crear armas más letales. Los tópicos son una buena ayuda para el uso del lenguaje, aunque muchas veces ofendan y/o estén mal utilizados.
En el estudio académico del periodismo el rechazo a los tópicos es una de las principales normas. El marco pseudocientífico de una disciplina que de ciencia tiene poco más que aspiraciones, se enorgullece de presentar unas normas y principios generales, unos falaces mandamientos con el fin de estandarizar y homogeneizar el ejercicio periodístico situándolo en una respetable mediocridad. En estos principios generales se encuentra la gran fórmula “Sujeto-Predicado”, frases cortas, rechazo a las subordinadas y a la opinión junto con una exagerada exaltación de la ética en busca de una aséptica objetividad. Muchas de las normas son fácilmente alterables dependiendo del profesor y el momento, ya que se trata de una “ciencia social” y, por suerte, dos más dos no siempre hacen cuatro. Sin embargo, un principio muy aceptado es que la tópica está mal vista y debe evitarse. Mientras se huye de la tópica, se sustenta el ‘buen ejercicio periodístico’ en Kapuscinsky y sus cínicos al paro, como si de Mendel en genética se tratase, aunque la misma afirmación “Los cínicos no sirven para este oficio” es tópica y bastante discutible. Un litro de agua no sirve para saciar la sed de mil millones de personas, pero un cínico puede vender más periódicos que caramelos tú, yo y mi prima Josefina. Me refiero a que todo es relativo, y los tópicos no son ni caca ni mucho menos el Coco. Ayer leí en Sol Naciente, de Michael Crichton, que si algo va mal, los japoneses buscan solucionar el problema, sin buscar responsables; mientras que los occidentales intentan encontrar el responsable de que aquello no funcione, buscan cabezas de turco más que soluciones. Los tópicos, por desgracia, son un gran y, a mi parecer, injusto cabeza de turco.
Los tópicos pueden ser expresiones triviales o muy empleadas, pero prefiero la quinta acepción del diccionario de la RAE: “Lugar común que la retórica antigua convirtió en fórmulas o clichés fijos y admitidos en esquemas formales o conceptuales de que se sirvieron los escritores con frecuencia”. Son, según Aristótil, razonamientos probables, no apodícticos. La tópica es el método que enseña a descubrir los lugares comunes eficaces para discurrir los puntos de vista apropiados, para discurrir sobre un tema cuya solución no rebasa el campo de lo probable. La tópica es dialéctica. Puede que en más de dos ocasiones los tópicos estén mal utilizados y haya muchos susceptibles de cuestionar o erradicar. Por ejemplo, los tópicos relativos al etnocentrismo y al androcentrismo. Pero la tópica es algo dinámico, cambiable, como la mayoría de los asuntos terrenales. Es dialéctica y designa los lugares comunes entre las gentes, consideraciones generales compartidas sobre temas de diferente índole. Los tópicos deben estar en constante movimiento y deliberación para ser aceptados, sustituidos o borrados. Es difícil reunir a toda la sociedad en una plaza y discutirlo, pero la “sabiduría popular” transcurre por muchas plazas y hogares. Los refranes, por ejemplo, son el mejor ejemplo de tópicos populares.
A ver, seamos japoneses. Los tópicos no son el problema, lo es el uso abusivo de éstos; nosotros. Proporcionan credibilidad y proximidad sobre muchos aspectos, pero son tomados demasiado en serio. Repito, los tópicos son razonamientos probables, no apodícticos (incondicionalmente ciertos) y deben estar en constante deliberación y evolución. Son lugares comunes que nos proporcionan ideas generales y superficiales. Clichés admitidos que pueden ser herramientas útiles para escritores y no escritores. La tópica no se tiene que evitar ni huir de ella, sino más bien utilizar con precaución, cuidadosas formulaciones y correctas explicaciones; no soltar tópicos como verdades universales, ya que obviamente no lo son y a menudo nos molestan demasiado. Los tópicos son una buena herramienta para desarrollar la creatividad y, por qué no, el humor. Te puedes reír de ellos y a partir de ellos. La solución al problema de la tópica se halla en el buen uso de los tópicos. Quién sabe si debería crearse una disciplina pseudocientífica para trabajar en ello. Podrían juntarse los diez sabios más sabios con los diez tontos más tontos del país y establecer nexos de unión, puntos de vista compartidos y hablar sobre lo “typical spanish” y demás, establecer generalidades para que sean analizadas y aceptadas o no por la sociedad, crear lugares comunes.
Ahora bien, el rechazo a los tópicos por vicio y costumbre es repugnante. En las producciones culturales los tópicos son habituales, aportan credibilidad y gustan si son utilizados cuidadosamente. ¿Quién no ha visto una película en la que hay el poli bueno y el poli malo? ¿Acaso no nos gusta? O la típica fórmula bueno buenote vence al malo malote y se lleva a la chica buena buenorra. Es lo que esperas y se puede abordar des de múltiples puntos de vista y diferentes modos. Además puede ser más o menos creativo y, en definitiva, jugar con los tópicos de manera sana.
Para terminar, tened en cuenta al hablar de tópicos su tercera acepción en el diccionario:
“Dicho de un medicamento o de su modo de aplicación: De uso externo y local.” Los tópicos pueden considerarse ayudas para la capa externa, superficial. Como buen medicamento, leed previamente las instrucciones y consultad al farmacéutico.
El campo de tiro más interesante para la tópica es la publicidad. Es aquí donde se utilizan los tópicos como herramienta útil y atractiva de la que los publicistas se sirven con frecuencia. Os dejo con dos grandes anuncios que lo ejemplifican, dos anuncios que me encantan:
Anuncio de Heineken: Utilización divertida del tópico de mujeres (moda, belleza) y hombres (cerveza). Genial.
Anuncio de Coca Cola: La voz de la experiencia, la vida es corta y tienes que disfrutarla. También genial, aunque en lugar de divertido es emotivo, muy emotivo.
Sitios consultados:
http://paloma-aulafilosofia2008.blogspot.com/2008/06/la-argumentacin-en-el-organon-de.html
http://rae.es/rae.html
En el estudio académico del periodismo el rechazo a los tópicos es una de las principales normas. El marco pseudocientífico de una disciplina que de ciencia tiene poco más que aspiraciones, se enorgullece de presentar unas normas y principios generales, unos falaces mandamientos con el fin de estandarizar y homogeneizar el ejercicio periodístico situándolo en una respetable mediocridad. En estos principios generales se encuentra la gran fórmula “Sujeto-Predicado”, frases cortas, rechazo a las subordinadas y a la opinión junto con una exagerada exaltación de la ética en busca de una aséptica objetividad. Muchas de las normas son fácilmente alterables dependiendo del profesor y el momento, ya que se trata de una “ciencia social” y, por suerte, dos más dos no siempre hacen cuatro. Sin embargo, un principio muy aceptado es que la tópica está mal vista y debe evitarse. Mientras se huye de la tópica, se sustenta el ‘buen ejercicio periodístico’ en Kapuscinsky y sus cínicos al paro, como si de Mendel en genética se tratase, aunque la misma afirmación “Los cínicos no sirven para este oficio” es tópica y bastante discutible. Un litro de agua no sirve para saciar la sed de mil millones de personas, pero un cínico puede vender más periódicos que caramelos tú, yo y mi prima Josefina. Me refiero a que todo es relativo, y los tópicos no son ni caca ni mucho menos el Coco. Ayer leí en Sol Naciente, de Michael Crichton, que si algo va mal, los japoneses buscan solucionar el problema, sin buscar responsables; mientras que los occidentales intentan encontrar el responsable de que aquello no funcione, buscan cabezas de turco más que soluciones. Los tópicos, por desgracia, son un gran y, a mi parecer, injusto cabeza de turco.
Los tópicos pueden ser expresiones triviales o muy empleadas, pero prefiero la quinta acepción del diccionario de la RAE: “Lugar común que la retórica antigua convirtió en fórmulas o clichés fijos y admitidos en esquemas formales o conceptuales de que se sirvieron los escritores con frecuencia”. Son, según Aristótil, razonamientos probables, no apodícticos. La tópica es el método que enseña a descubrir los lugares comunes eficaces para discurrir los puntos de vista apropiados, para discurrir sobre un tema cuya solución no rebasa el campo de lo probable. La tópica es dialéctica. Puede que en más de dos ocasiones los tópicos estén mal utilizados y haya muchos susceptibles de cuestionar o erradicar. Por ejemplo, los tópicos relativos al etnocentrismo y al androcentrismo. Pero la tópica es algo dinámico, cambiable, como la mayoría de los asuntos terrenales. Es dialéctica y designa los lugares comunes entre las gentes, consideraciones generales compartidas sobre temas de diferente índole. Los tópicos deben estar en constante movimiento y deliberación para ser aceptados, sustituidos o borrados. Es difícil reunir a toda la sociedad en una plaza y discutirlo, pero la “sabiduría popular” transcurre por muchas plazas y hogares. Los refranes, por ejemplo, son el mejor ejemplo de tópicos populares.
A ver, seamos japoneses. Los tópicos no son el problema, lo es el uso abusivo de éstos; nosotros. Proporcionan credibilidad y proximidad sobre muchos aspectos, pero son tomados demasiado en serio. Repito, los tópicos son razonamientos probables, no apodícticos (incondicionalmente ciertos) y deben estar en constante deliberación y evolución. Son lugares comunes que nos proporcionan ideas generales y superficiales. Clichés admitidos que pueden ser herramientas útiles para escritores y no escritores. La tópica no se tiene que evitar ni huir de ella, sino más bien utilizar con precaución, cuidadosas formulaciones y correctas explicaciones; no soltar tópicos como verdades universales, ya que obviamente no lo son y a menudo nos molestan demasiado. Los tópicos son una buena herramienta para desarrollar la creatividad y, por qué no, el humor. Te puedes reír de ellos y a partir de ellos. La solución al problema de la tópica se halla en el buen uso de los tópicos. Quién sabe si debería crearse una disciplina pseudocientífica para trabajar en ello. Podrían juntarse los diez sabios más sabios con los diez tontos más tontos del país y establecer nexos de unión, puntos de vista compartidos y hablar sobre lo “typical spanish” y demás, establecer generalidades para que sean analizadas y aceptadas o no por la sociedad, crear lugares comunes.
Ahora bien, el rechazo a los tópicos por vicio y costumbre es repugnante. En las producciones culturales los tópicos son habituales, aportan credibilidad y gustan si son utilizados cuidadosamente. ¿Quién no ha visto una película en la que hay el poli bueno y el poli malo? ¿Acaso no nos gusta? O la típica fórmula bueno buenote vence al malo malote y se lleva a la chica buena buenorra. Es lo que esperas y se puede abordar des de múltiples puntos de vista y diferentes modos. Además puede ser más o menos creativo y, en definitiva, jugar con los tópicos de manera sana.
Para terminar, tened en cuenta al hablar de tópicos su tercera acepción en el diccionario:
“Dicho de un medicamento o de su modo de aplicación: De uso externo y local.” Los tópicos pueden considerarse ayudas para la capa externa, superficial. Como buen medicamento, leed previamente las instrucciones y consultad al farmacéutico.
El campo de tiro más interesante para la tópica es la publicidad. Es aquí donde se utilizan los tópicos como herramienta útil y atractiva de la que los publicistas se sirven con frecuencia. Os dejo con dos grandes anuncios que lo ejemplifican, dos anuncios que me encantan:
Anuncio de Heineken: Utilización divertida del tópico de mujeres (moda, belleza) y hombres (cerveza). Genial.
Anuncio de Coca Cola: La voz de la experiencia, la vida es corta y tienes que disfrutarla. También genial, aunque en lugar de divertido es emotivo, muy emotivo.
Sitios consultados:
http://paloma-aulafilosofia2008.blogspot.com/2008/06/la-argumentacin-en-el-organon-de.html
http://rae.es/rae.html
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