domingo, 26 de abril de 2009

La persistencia de la memoria

















Pensaba en las exposiciones de arte y el gran reclamo de los museos.
Pensaba yo en el Museo Dalí y su última exposición temporal.
El Museo Dalí está en Figueres, capital de la cultura catalana de este presente año. El museu es un 70% de la cultura figuerense, a lo bajo.

Así, el bombazo tuvo lugar. Durante dos meses, desde enero hasta el 18 de marzo se pudo disfrutar en la capital del Empordà del óleo La Persistencia de la Memoria, propiedad del Museum Of Modern Art (MoMA).

Un fin de semana de febrero fue gratis para los habitantes de Figueres, así que ya podéis imaginaros la oleada de conciudadanos que fueron alegres al museu, más bajo el estandarte de GRATIS que del cuadro al que iban a ver. Más por el supuesto interés que anunciaban los medios (TV3, prensa...) que por su propio interés en una obra a la que a la mayoría "le suena".

La exposición conincidía con el préstamo de la Metamorfosis de Narciso por parte del Tate Modern, ya que además de Figueres CCC'09, el 23 de enero de este año se cumplían 20 años de la muerte del pintor, Salvador Dalí y así conicidieron durante dos semanas dos de sus obras más célebres en el Museo, el cuál dispone de pocas de las grandes pinturas (el cristo, el gran masturbador, los elefantes y otras más son obras de las que no dispone el museo de la ciudad natal de Dalí).

La persistencia de la memoria, conocido popularmente como Los relojes blandos, estuvo así por primera vez en el Museo, por primera vez en España. El MoMA presta en pocas ocasiones el óleo, uno de los más emblemáticas de Dalí, pero, por fin, 78 años después de que el pintor la creó, la pequeña obra llega a Figueres. Digo pequeña porque sus dimensiones son de 24 por 33 centímetros, pero, tal como dijo Dalí a Gala, «Quién lo vea un instante no lo podrá olvidar jamás».

La persistencia de la memoria se apoderó por completo de la última sala del museo, la sala 22. Aperció una placa de mármol que albergaba el cuadro en su cuadro superior, rodeado por una larga y "cutre" cortina dorada. ¿Demasiado espacio para tan poco cuadro? Quién sabe. Muchos visitantes y algún trabajador comparaban el cuadro con la Gioconda, por su gran fama y su pequeño impacto. Por pequeño que sea, da la talla.

Se ve que Dalí estaba comiendo Cammembert por la tarde y se quedó durmido mientras Gala fue al cine. Él se durmió merendando el queso francés y soñó. Al despertar, pintó los relojes blandos, como el queso. El paisaje es Port Lligat, para variar y el óleo tiene un mensaje muy interesante así como múltiples interpretaciones. Los relojes blandos marcan distinta hora y significa la relatividad del tiempo y la angustia provocada por éste, no más que una invención abstracta humana. Las hormigas, remordimiento y putrefacción post-mortem, cubren uno de los relojes.

Una muy buena exposición, más aún al coincidir con la Metamorfosis de Narciso y ofrecer entrada gratuita.

En este momento, en la sala 13 (Obres Mestres)se puede disfrutar de unos geniales dibujos relativos a Don Quijote.

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